Custodia conjunta y exclusiva

Tiempo De Lectura ~8 Mínimo
La custodia compartida es la condición menos placentera para muchos padres que están pasando por un divorcio. Pero ¿qué nos dicen los datos sobre los casos en los que se optó por esta u otras opciones?

Un divorcio es un acontecimiento capaz de desencadenar un cierto número de emociones a menudo contradictorias. En este contexto, la psicología jurídica presta especial atención a la parte más vulnerable: los menores. Cuando una relación se rompe, surgen muchas preguntas respecto a los hijos: ¿dónde se irán a vivir? ¿Con qué frecuencia podrán ver a sus padres? Mejor el ¿custodia compartida o custodia exclusiva?

Aunque en algunos casos las condiciones no lo permiten, en otros depende de las emociones, una cuestión que pueden resolver los psicólogos: a pesar de las diferencias y si las condiciones existen, ¿es aconsejable o no la custodia compartida? ¿Y podría la custodia exclusiva no tener ningún impacto en el niño? ¿Cuáles son las diferencias entre un caso y otro en términos de bienestar?

Custodia compartida y custodia exclusiva: en pocas palabras

La llamada ley de divorcio, aprobada en Italia tras el referéndum de 1970, prevé la custodia exclusiva de uno de los dos progenitores. Es decir, la custodia y cuidado del menor se confía a uno de los dos progenitores mientras que el otro tiene la obligación de visitarlo.

Este aspecto sufrió cambios en 2006 tras observarse los efectos nocivos que la custodia exclusiva tenía sobre los hijos de parejas divorciadas. Ese año se introdujo el concepto de custodia compartida, según el cual el cuidado, bienestar, protección y custodia del menor son responsabilidad de ambos padres, por lo que el menor puede convivir con ambos en periodos diferentes.

Según ESTADO En 2015, aproximadamente el 89% de los casos de divorcio terminaron en custodia compartida, mientras que solo el 89% de los hijos fueron confiados exclusivamente a la madre.

¿Qué dice la literatura científica al respecto?

Dos investigadores españoles Tejeiro y Gómez (2011) realizaron un metaanálisis sobre divorcio, custodia y bienestar infantil a partir del estudio de investigaciones en el campo psicológico. Las conclusiones de su estudio fueron bien recibidas por la comunidad científica: se destacan algunas cuestiones clave diferencias en términos de bienestar entre un menor que enfrenta custodia compartida y uno que enfrenta custodia exclusiva .

Ambos autores informan lo que Bauserman (2002) ya había confirmado tras el análisis de 33 estudios sobre los mejores atributos paramétricos: los niños que enfrentan la custodia compartida están en mejores condiciones que aquellos que experimentan la custodia exclusiva. Algunas de las diferencias entre las dos formas de custodia que sugieren los distintos metaanálisis citados son:

    Mayor implicación de los padresen custodia compartida.
  • Menos depresión en custodia compartida.
  • Más problemas emocionalesen custodia exclusiva.
  • Menor rivalidad entre hermanos y mayor autoestima en custodia compartida.
  • Tendencia una sentirse rechazado por uno de los padres en casos de custodia exclusiva.
  • Mayor autoconocimiento del locus de control y de las relaciones con los padres en custodia compartida.

Sin embargo, los resultados de otros estudios indican que el tipo de acogimiento elegido no parece tener ningún efecto sobre la salud emocional de los niños.

La custodia compartida y sus efectos en la familia

La custodia compartida parece traer beneficios no sólo a los hijos sino también a los padres que se separan. Esto es lo que sostiene Marín Rullán (2015) que Los bajos niveles de conflicto y los altos niveles de comunicación desencadenan un patrón de cooperación entre los padres. gracias a lo cual ambos parecen más satisfechos que los padres que no recurren a este plan.

El conflicto entre padres es quizás el aspecto que determina un mayor impacto negativo en los niños. Por este motivo, gran parte del bienestar de los niños reside en la capacidad de los padres para comportarse bien.

Muy a menudo, aunque se pueda pensar que la custodia compartida es la elección correcta para el niño, en realidad podría implicar un mayor contacto entre dos personas cuya relación se destruye. Sin embargo, Tejeiro y Gómez también calcularon esta variable en su metanálisis con el resultado de que la custodia compartida parece reducir los niveles de tensión entre los dos padres .

En el caso de la custodia compartida, otra duda se refiere a la obligación de ver al exmarido o a la exmujer cada cierto tiempo, lo que impediría la curación de heridas emocionales aún abiertas. Sin embargo, los estudios sugieren que se trata de un temor infundado. La distancia entre padres medida por Pearson y Thoennes (1990) tiende a aumentar en dos años independientemente del tipo de acogimiento familiar.

¿Qué pasa con las familias 12 años después?

Ésta es la pregunta que se hicieron Emery Laumann Waldron Sbarra y Dillon (2001) cuando decidieron observar qué ocurre en familias en las que se opta por la custodia compartida o individual (en esta última los conflictos entre los padres eran mayores). Entre las conclusiones alcanzadas, la más interesante fue que Los padres de los niños con custodia exclusiva no estaban muy involucrados en la vida del otro padre. .

Los autores también observaron que los padres con custodia compartida tendían a optar por mayores cambios en sus vidas y por tanto también en la vida de su hijo; pero también que esto no provocó mayores conflictos entre los padres y que más bien estuvo asociado a aspectos como flexibilidad y cooperación.

El impacto en la fase de adaptación del niño.

Bauserman en su metaanálisis Ajuste de los hijos en acuerdos de custodia compartida versus acuerdos de custodia única : Una revisión metaanalítica Mide los niveles de adaptación del niño a diferentes tipos de custodia. La adaptación a la que usted se refiere incluye:

  • Adaptación conductual: trastornos de conducta.
  • Adaptación emocional: depresión, ansiedad, problemas con el locus de control, autoconcepto, etc.
  • Autoestima.
  • Relaciones familiares y paternal.
  • Rendimiento académico.

El haber encontrado una mayor presencia de todas estas categorías en el menor en custodia compartida apoya la hipótesis según la cual esta forma de custodia tiene un mayor impacto en el menor.

Custodia compartida: ventajosa y retorcida

Después de un proceso complicado y en algunos casos especialmente doloroso para todas las partes implicadas, la custodia compartida quizás no sea la solución deseada. Quizás aunque los padres demuestren su interés en dejar que sus hijos lideren llevar una vida lo más normal posible, no saben cómo gestionar la custodia compartida.

Respecto a esta dificultad, Marín Rullán parece tener clara la situación: hay cuatro factores cuya presencia puede determinar el éxito o el fracaso de la custodia compartida. Estos son:

    Compromiso y dedicación:por encima de las órdenes de un tribunal.
  • Apoyo al otro progenitor: respeto a la relación que la expareja tiene con el hijo, implicación activa y separada de ambos progenitores. Distribución flexible de responsabilidades.
    Características psicológicas:Los comportamientos cooperativos ayudan. criar personas menos narcisistas Empáticos fuertes con una naturaleza altruista y actitudes parentales positivas.

Considerando las consecuencias de ambos tipos de custodia, teniendo en cuenta las experiencias de padres y menores, quizás la pregunta ya no podría ser: '¿es mejor la custodia exclusiva o compartida?' sino más bien '¿cómo podemos estimular en los padres el desarrollo de las habilidades necesarias para gestionar con éxito la custodia compartida?'.

Entradas Populares