
Cansada de las habituales amenazas y entre lágrimas decidió poner algo de música para tomarse un descanso de su vida. Y
Mientras las lágrimas rodaban por sus mejillas y sonaba la música, trató de imaginarse en otro lugar. Cualquier lugar era bueno siempre y cuando no tuviera que escuchar lo que la lastimaba. La vida no puede ser esta vida no puede ser sólo gritar. La vida no son amenazas constantes incluso si son las únicas cosas que sabes.
Convencida de que no era lo suficientemente buena y habiendo perdido toda esperanza, decidió que lo que escuchaba sería la guía de su vida. Y fue esa misma decisión la que la hizo perderse en su mundo interior y los gritos se convirtieron en su profecía autocumplida.
Su vida se convirtió en un susurro porque no pudo luchar contra los gritos de su interior.

Palabras como balas pueden paralizar el corazón.
Y como un gorrión con el ala rota que cae en una caja, ella permaneció encerrada en ese mundo de locos sin sentido. Porque escuchar todos los días que ella no valía nada y que no podía escapar la mató lentamente y solo le enseñó a odiar.
Eso odio que nació dentro de ella y que repercutió en ella. No hay peor condena que la de sólo escuchar las palabras de los demás porque las palabras como balas paralizan el corazón y llenan la sangre con el veneno del miedo y la indecisión. Y luego todo lo que hizo fue porque otros lo querían y no porque él mismo lo pensara.
Transformada en una caricatura de sí misma, cada llanto se convirtió en una piedra más en su lápida. Como un muerto viviente y un autómata, hacía lo que los demás querían para evitar amenazas que la lastimarían. Y ya no había música porque ya no había vida dentro de ella, ninguna melodía que pudiera hacerla olvidar el infierno que sentía.
Las palabras de los demás la habían enterrado viva por no haber alcanzado la cima de sus expectativas sobre sí misma.
No puedes expulsar los gritos de tu cabeza si primero no han abandonado tu corazón.
Y así transcurrieron los días con una sonrisa de máscara y una mirada que helaba el alma. Hasta que un día se dio cuenta de que ya no escuchaba ningún grito pero que tampoco sentía paz. Se sentía vacía e incomprendida y no entendía por qué no era feliz si no sentía los gritos, las amenazas o los insultos que la hundían.
Entonces empezó a preguntarse qué era lo que realmente quería, qué era lo que siempre había querido y se dio cuenta que no era dejar de escuchar esos gritos. el queria ser gratis y vivir su vida sin tener que preocuparse por lo que decían los demás pero tampoco tener que cumplir todas sus expectativas.
Luego se dio cuenta de que era un error sacarse los gritos de la cabeza si no lo habían hecho primero.

Eres quien eres, no lo que los demás quieren que seas.
Entonces decidió que nadie elegiría el camino por ella. Decidió que no era lo que los demás decían que era, no era inútil ni estúpida, no era nada, aunque se hubiera transformado en ello al oírlo decir tantas veces. Abrió la mochila que llevaba sobre sus hombros llena de las piedras que ella misma había esparcido a lo largo de su camino y se dio cuenta que todas esas piedras eran las libertad condicional lo que los demás le habían dicho.
Armada de coraje y al ritmo de la música que emanaba de su alma, decidió seguir adelante y que las palabras de otros nunca más guíen su vida porque decidió recordar siempre que:
- Someterse a los deseos de los demás sólo le genera dolor: decidió ser siempre su primera opción. Porque ella también era importante y si ella no empezaba a valorarse a sí misma, los demás tampoco lo harían.
- Eres lo que eres: decidió que tal vez haya mil ruidos diferentes. Quizás la gente la había hecho tropezar con cada paso que daba pero sólo ella conocía su mundo y las circunstancias de su vida. Sólo ella sabía cómo era realmente y lo que era capaz de lograr aunque nadie se hubiera detenido jamás a escucharla ni un momento.
- Hagas lo que hagas, cometes errores: pero siempre es mejor cometer errores haciendo algo que amas que no cumplir las expectativas de los demás. Aprendió que no todo lo que hacía podía agradar a los demás y lo aceptó porque finalmente aprendió sobre el amor propio.
- Escucharte a ti mismo es la mejor decisión que puedes tomar en la vida y por eso siguió la melodía marcada por su corazón porque era la única que le mostraba lo que realmente quería.
- Hacer oídos sordos a las críticas destructivas: ante insultos, gritos y críticas destructivas que no aportan nada bueno, aprendió a hacer oídos sordos. Sólo lo que, aunque sea una crítica, aporta algo bueno, merece ser escuchado.
Y como una verdadera guerrera demostró lo valiente que era y dejó de rendirse en la vida a lo que los demás le decían y comenzó a vivir como ella realmente quería. Con una enorme sonrisa y eligiendo el camino a tomar. Ya no tuvo que recurrir a la música para tomar un descanso de su vida porque ella misma creó la melodía.