Cuando la ansiedad toma el control, ya no somos nosotros

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Una mente angustiada se siente incapaz de disfrutar de las pequeñas cosas. Está atrapada en las preocupaciones, en la angustia, atrapada en un diálogo interno negativo y en un enfoque personal con el que más que vivir se simplemente sobrevive.

Cuando la ansiedad toma el control de nuestra realidad todo cambia, todo se distorsiona y se debilita. Porque la ansiedad es como ese huésped no deseado que se aprovecha de nosotros, que se niega a irse cuando se lo pedimos y que, casi sin saber cómo, se convierte en un okupa que lo estropea todo. Cuando esto sucede nuestra personalidad cambia y perdemos potencial equilibrio y bienestar.

Desde un punto de vista psicológico, los humanos somos expertos en transformar la belleza en bestia. ¿Qué significa? La ansiedad en sí misma no es nuestro enemigo, somos nosotros quienes nos transformamos en horribles monstruos que devoran nuestra calma y nos consumen.

Esta dimensión, si está bien controlada y calibrada, se presenta como un poderoso aliado. Nos permite reaccionar ante las amenazas, nos brinda información, motivación, la capacidad de tener éxito, etc. Sin embargo, hay otro problema evidente por el que la ansiedad acaba convirtiéndose en nuestro peor enemigo.

Nuestra sociedad es el escenario propicio para dar forma a perfiles dominados por la ansiedad. Este sentimiento prolifera en condiciones de incertidumbre y hoy el mundo está lleno de pequeñas y grandes amenazas potenciales que no somos capaces de controlar. Por otro lado, hay un dato muy interesante: nuestra sociedad también premia de alguna manera el comportamiento ansioso.

Estar siempre ocupado y preocupado, tener una agenda muy ocupada o hacer cinco cosas a la vez es normal e incluso deseable. Cualquiera que no lleve este estilo de vida es acusado de perezoso o descuidado. Debemos tener esto en cuenta: darle poder a la ansiedad tiene graves efectos secundarios. Vivir en piloto automático y guiados por esta dimensión no significa vivir sino simplemente sobrevivir.

Ocultar o reprimir la ansiedad en realidad provoca un aumento de la ansiedad misma.

-Scott Stossel-

¿Qué sucede cuando la ansiedad se apodera de ti?

Robert Edelman Profesor emérito de psicología forense y clínica de la Universidad de Roehampton en Londres señala un aspecto interesante en su libro Teoría de la ansiedad Investigación e intervención en psicología clínica y de la salud. La ansiedad en sí misma no es nada anormal desde el punto de vista psicológico y mucho menos es una enfermedad. Es un estado emocional que forma parte del ser humano y por tanto es completamente normal. El único problema es que los seres humanos se están acostumbrando a hacer un mal uso de él.

El ser humano no puede pasar meses, años o décadas enteras acumulando tensiones, miedos, preocupaciones. Ciertas experiencias dejaron pendientes un estilo de vida marcado por estrés prolongado e incluso un diálogo interno negativo alimentan esta olla a presión de la que el aire no sale sino que se acumula peligrosamente.

Lejos de explotar, este material inflamable se insinúa en nuestro interior y en cada partícula de nuestro ser, transformándonos. Esto es lo que sucede cuando la ansiedad toma el control.

Cuando la ansiedad toma el control dejamos de tener confianza en nosotros mismos y nos saboteamos

La ansiedad nos convierte en personas que van en contra de nuestras propias expectativas. Paso a paso el enfoque mental se vuelve más negativo hasta el punto de convertirnos en nuestro propio obstáculo. Cualquier idea que cruce por nuestra mente será desafiada por esa tu interno impulsado por la ansiedad.

Los objetivos, deseos y planes de futuro también serán objeto de críticas donde la ansiedad nos susurra continuamente que no vale la pena porque fracasaremos una vez más. Ni siquiera importa si nos esforzamos mucho para tener éxito en una empresa o proyecto. Con el tiempo dudaremos tanto de nosotros mismos que acabaremos desistiendo de ello.

Las relaciones personales pierden calidad

Cuando la ansiedad toma el control de nuestro cerebro y de nuestra vida, acaba socavando nuestro precioso tejido relacional. Una mente siempre ocupada tiende a descuidar involuntariamente a sus seres queridos. Y lo hace porque cuesta comprender las necesidades de los demás cuando se siente angustia, presión y malestar.

No es fácil mantener una actitud desinteresadamente optimista y resuelta cuando estás viviendo una tormenta de emociones. Todo esto hace que los vínculos familiares se vean afectados y surjan otros problemas. Por otro lado también i relaciones sociales se debilitan y es difícil mantener amistades o establecer otras nuevas cuando la ansiedad reside en nosotros.

Cuando la ansiedad toma el control todo parece menos interesante

Los afectados por la ansiedad actúan por inercia: van al trabajo y vuelven a casa ; Mantiene conversaciones compuestas de idas y vueltas, sonrisas y silencios. Participa en actividades que alguna vez amó, finge disfrutarlas y incluso simula cierta felicidad . Sin embargo, regresa a casa con una gran sensación de vacío.

Los trastornos de ansiedad inundan nuestro cerebro y cuerpo con norepinefrina y cortisol. Estas hormonas nos empujan a establecer límites, mantenernos alerta y permanecer en modo de supervivencia. Resulta que

Todo esto nos convierte en extraños ante nuestros propios ojos. No disfrutamos de nada y nada parece tener sentido. Paso a paso avanzamos hacia eso vacío existencial en el que la ansiedad traza el camino y también el caos. No debemos permitirlo: no debemos dejar que estas situaciones se prolonguen en el tiempo porque el deterioro psicológico e incluso físico es inmenso.

En estos casos no debes dudar en pedir ayuda. Los trastornos de ansiedad no se resuelven con antídotos sino con estrategias y nuevos enfoques mentales que todos podemos adquirir.

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